martes, 20 de noviembre de 2012

La inutilidad de la belleza

Supongo que mucho afecta la personalidad propia en aquello que mas nos gusta ver de Dios. A mi me impacta sobre manera su delicadeza artística. Todo lo que ha hecho, lo ha hecho hermoso (sin restar importancia al orden y a la eficiencia del cosmos).

Y es que me encanta quedarme suspendido en un profundo suspiro cuando veo un cielo estrellado o la cordillera de montañas tan próximas e imponentes aquí cerca de donde vivo, y así como esta mil cosas más que he visto y millones que me faltan por conocer. 

Sucede que no imagino a Dios atareado en un su eterna ciencia dándole solo un objetivo de utilidad a su creación, sino que lo veo pensando, también, en que todo aquello pudiera servir de "inspiración". Pensando así, las águilas elevadas a gran altura vuelan alto no solo para percibir a sus presas sino para inspirar al hombre a volar aún más alto sin necesidad de alas. 

Definitivamente lo bello no es siempre útil  y no tiene la obligación de serlo. Algunas cosas hermosas incluso carecen de un sentido razonable, existen y están allí quizás con la única "utilidad" de inspirar, si es que las obligáramos a ser eficientes. Su fin es elevar el espíritu y ayudarlo a aspirar aires de una belleza eterna como la de la aurora boreal, que no tiene más función que embellecer aún más el cielo. 

Es bajo todo esto que admiro la belleza de lo creado por lo artistas que en cada disciplina, con verdadero arte, mueven al ser humano a ser mejor, solo inspirándolo. 

Considero así, que el hombre tiene en sí mismo una efervescencia que aflora a través de la imaginación y que consecuentemente crea una belleza. La gran materia prima de las mejores cosas que se han creado en este mundo han venido de la imaginación, de la creatividad de hacer cosas bellas. 

El hombre dentro de sí, tiene ese mismo afán de Dios de crear y terminar diciendo "esto es bueno", y ese afán lo lleva a crear primero ilusiones fantasiosas de "superhombres" con virtudes heroicas y corazones nobles . Estas son un autoreclamo a ser precisamente ,eso, que esos personajes son. 

Es curioso ver cómo actualmente la literatura de fantasía tiene un gran empuje entre los jóvenes, con monstruos, vampiros y hombres lobos que para otros fueron motivo de miedo y ahora son personajes capaces de amar y de sacrificarse, así como maguitos, niños valientes, etc. ¡Que bueno que existen esos personajes! porque son un auxilio extra para crear generaciones con distintos afanes y actitudes que las de destrucción que ahora ven a menudo. 

¿Son personajes, es fantasía? sí, lo son. Pero las virtudes son reales y muy posiblemente Dios este detrás de la pluma de Tolkien, C.S. Lewis y otros. Otros como quienes en su tiempo hicieron derivar de San Nicolás a San Claus haciéndolo más atractivo para los niños. 

Lo siento, quizás todo lo anterior lo he escrito para justificar algo que sin embargo no es solo "Santa Claus" sino todo ese mundo de fantasía e imaginación que tanta falta le hace a nuestros niños cuando el mundo actual tiene tantas balas e intereses mezquinos.

Por eso este año no me pelee contra los muchos mounstritos y brujitas que salieron el 31 de octubre a pedir dulces, mi labor no es pelearme con ellos y reventar en una discusión desde el púlpito señalando culposamente a quienes hayan celebrado una fiesta pagana que resulta de un sincretismo anglosajon semejante al que nos hace tener matlachines y demonios de la danza el 12 de diciembre frente a la Guadalupana en una clara manifestación de nuestros propios sincretismos.

Prefiero ser paciente como Dios y usar toda mi vida y ministerio para aclarar y promover la importancia de la fiesta de los Santos, de los fieles difuntos, y la historia magnífica (como la de todos los santos) de alguien amante de Cristo y que en un reflejo divino, destella la generosidad de Dios a través de regalos, que llevan alegría. 

Creo que nuestros actuales "malitos" son precisamente niños que no tuvieron la oportunidad de soñar que pudieran ser bueno y honorables como algún personaje de fantasía. Yo me propongo seguir haciendo soñar a los niños con virtudes heroicas a través hermosas imagines y mundos que no son reales ahora, pero que un día pueden llegar a serlo. 

Hoy habemos muchos sacerdotes, médicos, religiosas, y seguro obispos y Papas que creyeron en Santa Claus, el ratón (o los más elegantes "el hada") de los dientes, o algún otro de esos personajes y no salimos tan mal y fuimos y somos felices, así que no creo tener el derecho de quitarle a nadie esa belleza "inútil"  que sin embargo es muy inspiradora. 

P.D. Y claro que creo en Santa Claus, conozco a muchos, que son hermosos y que se quitan el pan de la boca para que los niños tengan un regalo.
P.D.2 Me adelante mucho quizás con el tema, pero creo que puede ser muy liberador. Al menos para mi.