No se si el título sea correcto, porque me temo que terminaré refutándolo, pero lo que si creo es que es un comienzo muy cierto: relacionarnos entre humanos ha sido para muchos un verdadero laberinto en el que algunos terminan perdiendo la paz.
Relaciones de amistad, de pareja, de trabajo, relaciones de hermanos o hijos, se ven a menudo lastimadas (en ocasiones gravemente) por que quizás aun no entendemos muy bien con quién tratamos cuando entramos en una relación humana. Va a sonar algo estúpidamente obvio pero tengo que decirlo, toda relación humana requiere al menos de dos seres humanos. Y todo ser humano es una amalgama histórica de sentimientos, afectos, experiencias, virtudes, defectos, ideales, ilusiones, etc, etc. Entrar en relación con un ser humano, implicaría en un principio sumamente básico entender,comprender y aceptar esto.
Todo ser humano es distinto, y aplicar los mismos principios de entendimiento es algo erróneo. Pensar que puedo iniciar una amistad del mismo modo con que lo hice con aquel buen amigo a quien conocí de tal manera, o más aún querer tratarlo igual y además esperar de este lo mismo que espero de aquel otro. No. Definitivamente no es posible.
Sin embargo lo único que hace posible que esto de las relaciones sea solo un laberinto y no un caos es es el siguiente elemento: la verdad. Y la Verdad nos hace libres, y no hay mejor relación humana en la que hay verdad y libertad, cuando se ofrece y se vive en ellas.
Yo no puedo obligar a nadie a quererme, y nadie puede obligarme a quererlo. Igualmente no puedo esperar algo que el otro no es capaz de darme, aún cuando lo desee mucho, aun cuando el otro me quiera mucho jamas debería pedirle a una árbol de manzanas que me de un mango.
Continuamente veo a parejas que ya en el matrimonio sufren verdaderamente, porque su cónyuge no hace tal o cual gesto y esto lo interpretan como una falta de amor y la relación empieza a dañarse. Lo cierto es que las mas de las veces esperan mangos de un manzano, y por alguna razón no se fijan que aunque el árbol no les da mangos, si les esta dando muy buenas manzanas. Espero que con tan vegetal ejemplo no haya perdido ya su comprensión.
A veces veo a hijos jóvenes batallar con sus Padres, porque no son lo que ellos quieren y no logran quererlos por lo que son, y en el mismo plan encontramos a sus padres.
Pobres de los que no han aprendido amar o no están aprendiendo a amar. Yo tengo un excelente Maestro de quien sigo aprendiendo (y no con facilidad) el magnifico privilegio y deber de amar en verdad y en libertad. Cuando batallo él hace resonar dentro de mí una voz profética que me recuerda que esa persona con la que cada vez tengo menos paciencia es alguien que "es una amalgama de experiencias, sentimientos, afectos, ilusiones, etc, etc." que por caridad tengo que obligarme a detenerme y considerar.
Todos los seres humanos somos complicados, yo lo soy, tu lo eres, comprendernos no es fácil, pero sí podemos ser honestos y ofrecerle al otro (independientemente de esa ¨amalgama¨) un verdadero amor, libre y sano. Si la otra persona lo acepta dale gracias a Dios, si no lo acepta, no vale la pena amargarnos la vida por un problema de "amalgamas", no dejará de ser difícil, pero al final seguirás disfrutando tu vida y tu capacidad de amar, independientemente de una persona complicada, y entonces serás libre, y serás feliz, encontrarás el camino para salir de ese - a veces enjaquecado - laberinto de las relaciones humanas.