Dentro de mis lecturas frecuentes por la web, eventualmente me detengo a leer los comentarios del Padre Fortea un curioso sacerdote especialista en demonología que invierte más su tiempo y pensamiento en hablar de Dios y de nuestra forma de celebrarlo que de alimentar el morbo por aquel personaje oscuro que levanta la curiosidad simple de muchos. Allí en sus publicaciones en un ritmo casi cómico es interpelado por un tal "Asmodeo", algún cibernauta de tintes agnósticos con una clara repulsión a la figura clerical y que además ha elegido el nombre de un demonio para hacer sus "curiosas" intervenciones.
Esta escena continua del sacerdote que se encarga de hacer comentarios en torno a la fe y a la liturgia mientras es asediado por "asmodeo" llega hasta a ser un poco cómica y al mismo tiempo didáctica, mientras el Padre Fortea hace lo que todos supondríamos que un sacerdote debe hacer (hablar de Dios) aquel amigo de antifaz demoniaco no hace lo que básicamente un ser humano debería hacer, disfrutar su vida, y aprovechar su ingenio y sus dotes literarias para hacer un propio blog -al menos- donde plasmar sus ideas de un modo más digno en vez de llenar el blog de su enemigo el cura de comentarios de los que hasta podría volverme fan.
El punto es a mi parecer el siguiente: Dios nos ha regalado un cumulo increible de capacidades y talentos que siendo bien utilizados harían de este mundo un hermoso mural de expresiones creativas en vez de una simple barda en la que anónimos rencores se expresan con violencia atentando contra otros.
Es muy interesante reconocer que en este momento del "boom" de las redes sociales una persona puede ser conocida de una manera muy obvia por sus publicaciones en Facebook. Basta echarle un ojo al muro de alguien para darnos cuenta del vacío de su vida, o de los rencores que viene cargando, o de los estereotipos que se buscan cuando no se tiene bien definida la propia personalidad. Pero sobre todo y volviendo al punto, podemos también darnos cuenta si tenemos la intención correcta, de reconocer algunas cualidades que también pueden aparecer en medio de esa congestión de opiniones, indirectas y reclamos.
Lo cierto es que con tan magníficos foros de opinión, el cristiano debería ver una oportunidad nunca antes pensada para anunciar y vivir el evangelio. Se trata de hacer uso de ellos con una mentalidad madura reconociendo que la globalidad de opiniones publicas tiene su riesgo obvio de no ser aceptado por algunos que no tienen la misma opinión, que no tienen el mismo proceso de fe y que definitivamente un medio como estos no es jamas el mejor lugar para realizar un debate y menos un pleito de perros y gatos.
Así el Padre Fortea continúa publicando en el Blog sus opiniones y el Asmodeo continúa vituperando en los comentarios. El evangelio es anunciado y quien quiera aprovecharlo lo hará sin duda y donde no sea recibido hay que recordar las claras instrucciones del mismo evangelios "sacúdanse el polvo de los pies" y a seguir en el camino.
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