viernes, 17 de agosto de 2012

Su majestad, la palabra


Que me corrijan los escrituristas si mi próxima afirmación no tiene nada de verdad. Antes de la luz, la separación de las aguas, la creación del firmamento, etc., existió la palabra, y no hablo propiamente del Logos (Cristo), cuya existencia es eterna por ser Dios de Dios –y de quien haremos referencia obligada más adelante- , sino de la simple expresión fonética o morfosintáctica que revela una realidad, y así antes de que existiera el fenómeno de la iluminación los primero que existió fue la palabra "luz" por la que fue creada tal iluminación. Eso, obviamente, siendo muy literales en la revelación bíblica.

Simplemente quiero decir que fue idea de Dios el uso de esto que nosotros llamamos “palabras” a fin de comunicarse, y su figura es tan relevante que al mismo Dios en su segunda persona, el mismo san Juan lo descubre como esa Palabra existente desde siempre. Y este Logos-Palabra  es proferido al principio de todo como palabra llena de amor, palabra creadora, palabra fecunda, palabra iluminadora, palabra llena de orden, palabra de esperanza. Estas fueron las primeras palabras que resonaron en el mundo con voz potente, magnifica y que fueron escuchadas por las primeras creaturas de la obra de Dios.

Incluso las primeras palabras recibidas por Adán y Eva fueron palabras de confianza y generosidad hacia ellos, Dios les hablaba con palabras llenas de amor y de esperanza. Y entonces en esta maravillosa creación por primera vez resonaron palabras de falsedad y el hombre también aceptó escucharlas y de aquella terrible caída, ahora ellos hicieron uso de palabras de acusación, de deshonestidad. Así empezó el drama del mal uso de las palabras. 

Cristo dirá claramente a sus apóstoles que “la boca habla de lo que está lleno el corazón”, y este principio tan revelador sigue descubriéndonos el interior del alma humana. Vivimos en una sociedad que exalta un derecho de libre expresión que es usado muchas veces como un derecho a contaminar el mundo con palabras cuyo mensaje es grotesco y cuyo contenido no hace más que reducir a bestial la imagen humana.

Lamento decirlo, pero hasta la palabra, esta antigua creación de Dios, más antigua que la luz misma, ha sido degenerada por el hombre. Cada vez son menos las palabras creadoras, las palabras de esperanza, las palabras que dan orden y forma, las palabras que iluminan con la única luz que de veras disipa las tinieblas de la humanidad.

Aterricemos un poco más esto de lo que estamos hablando en un fenómeno conocido por la mayoría de nosotros en la actualidad en este “boom” de las comunicaciones y de las redes sociales. No voy a abundar en lo obviamente erróneo de los mensajes indirectos llenos de coraje, de egoísmo, de revancha o de soberbia disfrazada de tristeza que suelen aparecer en nuestros muros de facebook o en algunos otros de esos artilugios. Más bien quisiera hablar de todos esos mensajes “positivos” arrancados de la “sabiduría” de un cantante de 16 años o de un actor de moda, o de algún desconocido en sus cinco minutos de inspiración. Hablo de las frases con una chispa de genialidad que hacen de la inmadurez emotiva una loable actitud a la que todos deberíamos acudir.

Y es que tenemos que reconocer que quizás todos en algún momento hemos sido víctimas de una palabra arrogante, cínica, hiriente que han dirigido a nosotros. Por eso vale la pena tomar las mismas consideraciones de seguridad que tenemos, por ejemplo con un cuchillo, que con una palabra. Las semejanzas en este método de seguridad son curiosas. Con los cuchillos no se juega (a menos de que estés en un circo y seas un ruso experto en medio de un show perfectamente montado y del que todos seamos conscientes), usa cada cuchillo para lo que fue creado (hay palabras difíciles por si mismas, ten cuidado con las que pronuncies). No corrijas nunca a un niño con un "cuchillo" le dejarás un cicatriz de por vida, nunca corras con un cuchillo en la mano (cuando estés acelerado, no hables, puedes herir a alguien) y si eres consciente de ti mismo podrás darte cuentas de cuantas veces has amagado a una persona con una palabra de manera violenta. 

Vuelvo a repetir, yo creo que lo primero que existió fue su majestad la Palabra y sus primeras pronunciaciones tuvieron una finalidad bellísima que debemos imitar. Úsalas, no es bueno callar cuando hablar hace tanto bien mientras se usen las palabras correctas. No te permitas nunca herir a alguien con una palabra y ten cuidado si tu boca continuamente profiere palabras de este tipo, porque eso revela frente a los otros, de lo que está lleno tu corazón.

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