He cruzado el cielo, lo he tocado con mis
manos, he guardado una nube blanca en mi bolsillo vacío y me he colocado una
estrella en la solapa.
Yo he ido al cielo, lo he cruzado de un
horizonte a otro y en la inundación azul de tal inmensidad me he encontrado al
sol. Me ha dicho - estoy contigo -
me ha regalado uno de sus rayos. Con él viajé por mi noche y en la terrible y
angustiosa oscuridad, gracias a aquel rayo, vi estrellas. Nada siguió siendo
oscuro, no volví a tener miedo.
Yo he tocado el cielo, nadie me puede mentir,
yo se lo que es envolverme en su tranquilidad, dejarme acariciar por sus
brisas, degustar sus silencios.
Quien quiera viajar conmigo deje su carne en el
suelo, junte sus manos y emprenda el vuelo, que nada se necesita para llegar a
verlo, solo abrir los ojos, quitarse el velo y decir
con voz fuerte
“Yo espero”
Nadie tema ir al cielo, ¿Cómo temer a tan gran
premio? Yo espero, y lo sigo haciendo, volar entre ángeles, robar luceros y
llegar con ellos a la estrella matutina de dorados cabellos, madre de toda
esperanza y de todo consuelo.
Yo no temo al cielo, más bien lo deseo. Sepan
mis más amados lo que siento, lo que espero, pues los he amado a ellos por amar
antes el cielo. Señor de mis profundos silencios, de mis ruegos más tercos, hazme mirar tu cielo de nuevo algún día. Yo soy tu hijo y también tu más absurdo siervo ¿pero es que acaso no fue una mula y un buey quienes adornaron el pesebre navideño? hazme pues Señor brillar en tu cielo
(Escrito el 27 de Febrero del 2006)
(Escrito el 27 de Febrero del 2006)
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