Y hoy 30 de abril fue para mí, el
día de la amistad…posiblemente vaya un poco desfasado del calendario de
eventos, sin embargo, así pasó.
Suspiro. Dios me ha regalado
magníficos amigos, ¡y más que amigos! : Hermanos. A ellos no solo los estimo,
va más allá, precisamente porque la simple emotividad es algo tan complicado y
confuso en algunos momentos. Vaya, a ellos los admiro. Dios me dio
amigos-hermanos dignos de ser admirados y bueno, eso algunas veces me hace
sentir –de una manera más sana y menos exagerada- como una caricatura de la
cadena de TV Warner Bros donde salía Chester y Spike (quienes hayan visto la caricatura
entenderán).
Dios me ha regalado la
oportunidad de crecer junto a ellos, en estatura, sabiduría y gracia (y kilos
agregaría yo) y seguir aprendiendo de ellos. Me alegra verlos crecer,
superarse, equivocarse y corregirse, me emocionan sus proyectos y me mantienen
en expectación sus silencios.
Me decidí a escribir esto hoy,
aunque tengo que confesarles que lo traigo en mi cabeza resonando como una sonaja
desde hace mucho tiempo, así que no es emoción del momento. Me ha dado la
oportunidad de entender lo importante que es tener en la amistad ese elemento
de admiración por el otro, por lo bien que hacen las cosas, por la claridad de
su mente, por su ingenio, por su creatividad, en fin por todo lo que ellos
hacen, haciendo de este mundo algo mejor en sus territorios.
Suspiro. No sé cuánto tiempo mis
ojos verán esto, pero hasta hoy ha sido noble y gratificante.
Tiempo, espacio y distancia pudieran parecer amenazantes a esta historia, pero
yo prefiero pensar que cuando en toda historia el protagonista es Dios, el
resto de los personajes, seguiremos sonriendo y viviendo cosas maravillosas. Sobre
todo cuando es él el primero a quien siempre admirado, quizá por eso me alegra
ver su imagen en mis hermanos.
Asi que, padres, D.I.G, gracias
por su amistad en este día del niño. J
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