lunes, 14 de mayo de 2012

Lúceme tu luz


Lúceme tu luz en tan profunda tiniebla
y viéndome sediento, a tus fuentes me dirigí.
Encontré tu noria entre pastos tranquilos
Y abrevando satisfecho en tu amor me diluí.

Llévame, Pastor, entre tus brazos a pastar felicidad
a saciarme de tus ríos, a embriagarme en tu bondad.
Que mi alma insatisfecha no desvíe su camino
nunca pierda su destino, que no pruebe la maldad.

Yo me reconozco oveja perdida,
virgen imprudente, viñadar que entraña mal.
Hoy me encuentro en el camino como ocioso jornalero
que a la vera del sendero espera a que lo vengas a llamar.

Luce, Señor, en mis labios para poder por ti hablar,
luce, Señor, en mis ojos para que vea tu verdad,
Queme tu luz mis entrañas para que te pueda amar
y que al fin ya en tu camino tu amor pueda gritar.


Bendito seas Padre Santo, por tu gloriosa inefabilidad,
bendito tu Hijo divino por su sangre derramar,
y el Espíritu Santo, gloria eterna, por venir  esta carne consolar. Amén. 

 (Escrito el 8 de Mayo de 2004)

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