jueves, 8 de septiembre de 2011

Con sabor a esperanza

"Celebremos con alegría el nacimiento de la Santísima Virgen María, de quien nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Señor"


Lo siento, pero es que en serio que me comen la ansias. Es septiembre, faltan todavía  ciento siete días para la fiesta de la navidad, pero hoy que salí del cuarto me encontré con un clima consentidor para celebrar la fiesta de la Natividad del María, la Mamá del jefe, no pude mas que -literalmente- suspirar y esbozar una amplia sonrisa. Cada vez siento más cerca la época favorita del año, la Navidad. Híjoles no me quiero adelantar describiéndoles algo que quiero compartirles en este blog cuando sea el momento correcto así que por lo pronto mejor les explico porqué me vi motivado a hablar de la navidad antes de que pasen las fiestas patrias de México. 

Pues resulta que al leer las lecturas y oraciones de la misa de hoy, pude reconocer ese momento en que los motores se encienden o las maquinas empiezan a funcionar haciendo girar los mecanismo que producirán algo. María nace, y con su nacimiento empieza el largo suspiro de expectación de toda esa genealogía que leímos en el evangelio  y que esperaban el momento del cumplimiento. 

Es decir el día que María nació, en el seno de Abraham se escuchó un murmullo alegre surgido de Abraham, Isaac, Jacob,Juda, Fares, Zará, Tamar, Esrón, Arám, Aminadab, Naasón, Salmón, Booz, Obed Rut, Jesé, David, Salomón, Roboam, Abdías, Asá, Josafat, Joram, Ozías, Joatam, Acaz...y toda la familia, en general. Al fin veían la puerta por la que llegaría el Mesías, el Príncipe de la paz, el Emmanuel a este mundo. 

Y es que ultimamente andamos, no necesitados, sino urgidos de paz por estos rumbos. Por eso hoy que celebramos la Natividad de la Virgen María, yo me me uní a ese largo suspiro de Abraham, Isaac, Jacob,Juda, Fares, Zará...y etc, etc. 

Hoy me lleno de júbilo porque la Palabra de Dios me recordó que no estoy solo, que Dios esta con nosotros, que Dios hace cosas que para el hombre son imposibles y que basta un corazón sencillo para que Dios pueda llegar a este mundo que a veces se nos llena tanto del cochambre de la desesperación. 

No nos desesperemos ya llegó la Mamá del Señor y se va a poner buena la cosa. 









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