viernes, 16 de diciembre de 2011

Escena cinco: El censo

"Bethlehem: la casa del pan", es un cuento navideño que escribí hace 6 años. Hubiera querido cambiar de formato de guión a narración pero ya no hubo oportunidad. Iré subiendo una escena cada día. Espero les guste.

ESCENA 5

Gabriel: Vamos a continuar. ¿Les esta gustando la historia?
Marcos: Sí, está mejor que la segunda temporada de la serie que veo todas las noches.
Luís: No digas tonterías por favor. ¡Qué comparación!
Marcos: Bueno, tienes razón. Está mejor que “El chavo del ocho”
Luís: ¡Por Dios! ¡Ya cállate y deja que Gabriel termine! (dirigiéndose a Gabriel) Oye, dime algo antes de que continúes. María y José después de esto ya eran esposos, ya no estaban simplemente desposados.
Gabriel: Así es. José y María al  fin se casaron y su vida continuó tranquila en medio de las murmuraciones. Simplemente ambos se dejaban embargar por ese maravilloso adviento que estaban viviendo. Ellos fueron los primeros en vivir el adviento, aquella familia, conformada, por lo pronto, de José y María esperaban la llegada de Jesús, el Mesías, que por si fuera poco, también era su hijo.
Luís: Qué curioso. El adviento…lo había escuchado mencionar en alguna misa que fui, pero ahora que lo mencionas de este modo, me doy cuenta de que quizás la forma en que María y José esperaban lo que sería la navidad es quizás la forma en que nosotros deberíamos vivir el adviento.
Marcos: Sí, que padre ha de haber sido. José y María yendo con los vecinos a las posadas, o poniendo el nacimiento o el pinito de navidad, comprando los regalos para el intercambio, embarrando los tamales pa’ la noche buena, y acostando al niño el 24 por la noche...Una navidad perfecta (Suspira)
Luís: ¡No seas burro! Ellos “eran el nacimiento”, ellos fueron los que pidieron posada, por ellos se ponen los adornos, y por ellos celebramos.
Gabriel: Sí, aquí viene la complicación de nuestras fiestas. A quien se debería celebrar ni se le recuerda, hay regalos para todos, menos para el festejado, se ofrece una cena en la que no se invita a la mesa junto a toda la familia al que se supone que estamos celebrando, y sobre todo ya muchos para después de las doce están tan ebrios que los que se acuestan son ellos.
Marcos: Hemos cambiado tanto las cosas…no me había dado cuenta que la fiesta de navidad, a ver si no me equivoco, es una fiesta de cumpleaños…y para Dios…
Gabriel: Sencillamente podríamos decir eso, por que es cierto, pero celebrar el nacimiento de Jesús implica una celebración al amor de Dios que nos dio a su hijo, la grandeza de nuestra humanidad por que Dios se quiso hacer hombre como nosotros, y sobre todo el inicio de nuestra salvación.
Luís: Wow (Se le ve sumamente impresionado)
Gabriel: Si Luís, es impresionante…
Luís: Sí, Marcos por fin dijo una cosa sensata e inteligente
Marcos: ¡Eh, ya carnal, me abochornas! A ver Gabriel síguenos contando de qué paso después que José y María se casaron, decías que siguieron las murmuraciones.
Gabriel: Sí, pero eso no es importante, José y María terminarían acostumbrándose a las miradas curiosas de las personas.
Marcos: Sabes, yo últimamente siento que muchas ojos me miran (se dirige con voz preocupante hacia la audiencia)
Luís: Habías durado demasiado…continúa Gabriel, por favor, antes de que le empiece la paranoia a este.
Gabriel: Muy bien, fíjense dónde estamos
(Se apaga el seguidor y se ilumina todo el escenario, están en la casa de José y María)  
Marcos: ¡Mira, es María! Y ya se le nota más su pancita…que bonitas son todas las mamás ¿no creen?
Luís: Sí, muy lindas…
Gabriel: El embarazo de María transcurrió sin ángeles, ni más milagros, que el más supremo milagro que ya estaba depositado en su seno. Hay muchas historias que intentan adornar la historia del embarazo de María, pero que terminan siendo tonterías nacidas de la falta de fe y de una incapacidad de ver que donde está Dios no hay necesidad de nada más. Así que María seguiría los mismos pasos que cualquier mamá primeriza.
Marcos: (como haciendo una descripción) Pies hinchados, nauseas, el tejido diario, dolores de espalda, antojo de nieve de chocolate en un barquillo de galleta con granola, cajeta, dos cerezas y crema chantillí, chispas de chocolate y chamoy, mucho, pero mucho…a no, ese antojo es mío.
Luís: Miren María esta preparando el pan, el pan de cada día, del que después hablará su hijo.
Gabriel: (Sonríe) Vengan vamos a mirar que sucede
(María deja la masa reposar, y camina con un bote de agua hacia una planta seca, ahí llega José)
José: María (le toma las manos y se las besa) ¿Qué hacías?
María: Mira José, esta planta no ha querido reverdecer, ya la he regado ¿que hacemos con ella?
José: (Examinando la planta) No te apures, voy a remover la tierra, la abonaremos y le daremos otra oportunidad de que crezca. (Dirigiéndose a María) María, se nos presenta una complicación. El Cesar ha mandado un edicto que obliga a empadronarnos a todos los de la casa de David, debemos ir Judea,  pero tú en estas condiciones…
María: (Acariciando el rostro de José) No te apures José, estaremos bien, este niño definitivamente caminará mucho para ir al encuentro de todas las gentes. Además estoy segura, que no es el Cesar quien nos llama a ir a allá y tenemos que responder.
José: Pero es que si algo le pasa a ese niño o a ti, no me lo perdonaría. Ustedes son mi mayor tesoro y yo soy su custodio. (Suspirando) muy bien María, iremos, buscaré la forma de que sea lo más cómodo para ti. Lástima que no tengamos mucho dinero.
María: No lo ocupamos José, lo que tenemos es suficiente. Además este niño no es muy exigente, mira donde en quien se le ocurrió anidarse.
José: No digas eso, tomó por habitación al más bello templo, y por madre a la mujer más bella.
María: Basta ya José, que parecemos noviecillos de plaza, ve a preparar lo necesario para el viaje que yo preparé algunas mudas de ropa, mantas y algo de comida para el camino.
(José besa nuevamente las manos de María y se retira. Se atenúan las luces de la escena de José y María, y se enciende el seguidor de Gabriel, Luís y Marcos)

Marcos: ¡José era mandilón! ¡José era mandilón!
Gabriel: (le da un zape) te lo merecías…Aquí empieza el nudo de la historia, lo más grave y lo más conocido. José Y María se ponen en viaje, un viaje que María ya había más menos recorrido para cuando fue a visitar a Isabel, pero en aquel momento su estado no era tan avanzado. Aun así la alegría era demasiada como para que las mortificaciones de un viaje los desanimara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario