martes, 13 de diciembre de 2011

Primera escena, Luis y Marcos

"Bethlehem: la casa del pan", es un cuento navideño que escribí hace 6 años. Hubiera querido cambiar de formato de guión a narración pero ya no hubo oportunidad. Iré subiendo una escena cada día. Espero les guste. 

ESCENA 1

Van entrando en con mucha cautela en medio de la oscuridad de aquel cuarto.
Luis: ¿Estás seguro de que está aquí? No me gustaría pasar mucho tiempo en este lugar… ¿bueno que no hay luz o que?
Marcos: Deja de quejarte. O que ¿Tienes miedo?
Luis: ¡Claro que no! Pero no tiene mucho caso andar buscando ese libro iluminados únicamente por una vela, de aquí a que terminemos de revisar todo el cuarto nos va a dar la noche.
Marcos: Deja de estarte quejando. Necesitamos encontrar ese libro, verás que te ayuda mucho. Además yo creo que sí tienes miedo (empieza a burlarse) Luís tiene miedo, mucho miedo…imagínate que de repente se nos aparezca mi abuela; tengo que aceptar que ya sin dientes y sin un ojo sí se veía feita la pobrecita…
Luís: Deja de burlarte de tu abuelita no seas irrespetuoso.
Marcos: ¿Por qué? ¿Te da miedo que se nos aparezca?, o el viejo del costal (se empieza a reír) o que de repente se escuche una voz tétrica que nos diga que nos vamos a morir, algo así como…
(Se limpia la garganta con la intención de asemejar una voz fantasmal y en eso se escucha una voz)
Gabriel: Caminen hacia la luz

(Se miran al mismo tiempo y gritan mientras Marcos se le sube encima a Luís)

Luis: ¿Qué fue eso? Marcos, ¿Qué fue eso? ¿Lo escuchaste?
Marcos: (de donde lo tenía cargado Luís se tira al piso de rodillas y junta las manos como rezando) Abuelita, abuelita, no es cierto, te veías bien bonita con tu ojito bueno y tu sonrisa picarona…abuelita te lo juro que no me vuelvo a burlar…
Luís: Si abuelita te lo prometemos.
Marcos: Pero si no era tu abuelita, era mía.
Luís: Sí, pero a lo mejor yo le caigo mejor y se le pasa el coraje y no nos lleva.
Gabriel: La luz…
Marcos: ¡¡¡No, a la luz no abuelita!!! Ay abuelita, hasta te escucho más ronca, ¿a poco allá en el cielo se enferma uno?

Al fin sale Gabriel con una lámpara caminando hacia el interruptor para prender las luces.

Gabriel: Les digo que prendan la luz, se van a quedar ciegos si siguen buscando cosas en la oscuridad nada más con una vela.
Marcos: (asustado) Ave María, si hasta pareces hombre abuelita
Gabriel: ¿De que hablas muchacho? Ya levántate de ahí, que estás estorbando.
Luís: ¿Quién es usted?
Gabriel: Yo me encargo de cuidar la biblioteca de la casa de tu abuelita (dirigiéndose a Luis)
Luís: Su abuela…
Gabriel: ¡Oye muchacho no seas grosero!
Luís: No, no, digo que era la abuela de él, de Marcos.
Marcos: Sí Señor, yo soy el nieto de doña margarita, pero no sabía que había alguien que se encargaba de cuidar su librería. Pero como quiera que bueno, porque entonces usted nos va a poder ayudar. Andamos buscando un libro.
Gabriel: ¿Alguna enciclopedia para alguna tarea?
Marcos: No, no, es un libro muy especial. Verá, no se que cómo se llama, tenía un nombre medio raro y era sobre una casa, ¿no lo ha visto usted?
Gabriel: Pues no, creo que no, pero ahorita lo buscamos entre los tres. A ver

Vengan conmigo, tú revisa ese estante y tú ese, yo revisaré este de aquí.
Se dirigen los tres a cada uno de los estantes que les corresponden y empiezan a buscar.

Gabriel: ¿Dices que el título era algo así como “Casa”?
Marcos: Sí, pero no recuerdo el resto
Luís: (Revisando los libros)- La casita de las muñequitas, la casa blanca,
Gabriel: La casa de Moneda del Real de Catorce…
Luís: La casa del diente, la casa de la abuelita…
Marcos: No, no, no, es que, miren, el título empezaba con un nombre muy extraño y después, eso de “la casa” como que era una traducción. Es decir, el nombre del libro significaba, la casa…de la comida….del pan…sí, del pan. Ya recordé.
Gabriel: ¡Ah, muy bien! Ahora sí se de que estás hablando, de “Bethlehem, la casa del Pan”. ¿Y porqué buscan ese libro?
Marcos: Pos es que quiero que Luís entienda la importancia del nacimiento de Jesús y por qué hacemos fiesta, y yo recuerdo que ese libro lo leía mi abuelita cada navidad y solo entonces entendíamos que la fiesta era para alguien que no éramos nosotros.
Gabriel: ¿Y por qué tienes que hacerle entender eso? ¿No te dice nada la navidad Luís?
Luís un poco apenado, empieza a explicar.

Luís: No, si la fiesta está bien, solo que no creo que mi concepto de navidad sea el más correcto… no puedo festejar a alguien que ha formado parte de mi vida, a alguien que no amo y que no creo que me ame,  aunque todos me digan lo contrario.
Marcos: Ve, dígale algo por favor…Verdad que Dios nos acompaña a todos y nació y murió por nosotros.

Gabriel: (Mirando directamente a los ojos a Luís) – Quizás. Tendremos que averiguarlo. Este libro nos ayudará.  Vengan, este libro es especialísimo, y tenemos que leerlo de una forma muy especial, y para eso necesitaremos unas cuantas cosas “mágicas”.
Marcos: ¡Órale! ¿Vamos a hacer brujería? Porque es pecado, incluso eso de leer las cartas y los horóscopos, aunque…alguna vez por equivocación los haya leído, es que estaban cerca de los chistes que vienen la última página de la revista.
Gabriel: No, no, la magia existe en esas cosas de este mundo que nos estimulan el ánimo y la imaginación.
Marcos: ¡Órale! Entonces vamos a echarnos un churro, porque eso también es pecado y además destruye a la persona.
Gabriel y Luís: ¡No!
Gabriel: No Marcos, no es necesaria ninguna de esas cosas.. Yo hablo de cosas sencillas: unas tazas de chocolate, unas frazadas, un lugar cómodo y música, algo de música que siempre sirve.
Luís: sí, ya deja de decir tonterías. Además lo que tengas pensado hacer hazlo rápido, que si acepté nada más fue porque te estimo mucho, pero no creo que cambie algo en mi, y menos un simple  libro.
Gabriel: Ahí si te equivocas hijo. No se trata de un simple libro, este libro es muy especial, tiene grandes cualidades, ya lo verás. Con él uno puede vivir el momento del nacimiento de Jesús. Sentir el viento frío de Belén, percibir el olor de los hornos de leña encendidos en medio de la noche, el abrazo y el arrullo de las madres que intentan dormir a sus pequeños y…
Luís: Eso sería imposible. (lo interrumpe Luis)
Gabriel: No Luís, para Dios nada es imposible (Sonríe)…Sabes, precisamente esa fue una de las frases con que inicia esta historia. Vengan vamos a sentarnos, para poder entender mejor la historia.

Se sientan dando la espalda al público, menos Gabriel que queda de lado, se les acercan unas tazas de chocolate humeante.

Gabriel: Este libro se llama “Bethlehem: la casa del Pan”, y mucho dice su titulo, al menos tendría que decirles que precisamente eso significa Belén, viene de esa palabra media rara “Bethlehem” que significa “La casa del Pan”, y a eso huele esta historia, a pan que se trabaja, al pan que se come y que es fruto de la trigo molido, del sudor, del esfuerzo de la voluntad del hombre, de su sacrificio…El libro inicia contándonos una historia, la historia de cómo se inició la elaboración del pan de la vida, del pan eterno.
Marcos, Luís, cierren sus ojos, y síganme. Escúchenme. Escuchen esa voz, ¿pueden hacerlo?
Marcos: No, yo no escucho nada…si se refiere al abanico, así suena pero si quiere le voy a poner aceite.
Gabriel: No Marcos, no es eso, escucha con el corazón. Olvídate de lo ordinario, escucha lo extraordinario, escucha…
Luís: Sí, yo sí lo escucho. Es una voz. Una voz de mujer, canta. Canta la puedo oír Gabriel.

Se escucha en el fondo un arrullo cantado por una voz femenina.

Gabriel: ¿Qué canta Luís?
Luís: No se, no le entiendo.
Marcos: Sí, ya la escuche, pero yo tampoco entiendo. Canta muy bonito, pero no es una mujer, es una voz muy dulce, como de una niña.
Gabriel: ¿Ya lograron verla?
Luís: No, no he podido imaginármela.
Gabriel: No se la imaginen abran sus ojos.

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