No quería perder la oportunidad de ser uno más de los tantos que seguramente te han deseado en este día que tengas un año nuevo lleno de éxitos y bendiciones. A muchos dirigiremos esta frase durante la noche y sin embargo, muchos corazones esta misma noche al comer la doce uvas - si tuvieron presupuesto para conseguirlas- entrarán en ellos y se perderán en sus incertidumbres por horizontes no desconocidos, sino por destellos de futuras experiencias que se ven llegar y a las que hay que enfrentarse mientras se duda si se tendrá la fortaleza para superar los predecible.
A ellos esta noche les digo lo siguiente: ¡Claro que puedes hacerlo!, lo que venga, a lo que te enfrentes seguramente si confías en ti y te aferras a la mano de Dios tu Padre, no cabe duda que lo lograrás, de otra manera no te lo aseguro. Solo confío en lo que conozco y he experimentado.
Sin embargo, y esto va para todos, lo que más me preocupa no es lo eventual y predecible. Lo que me preocupa como cada año es que no tengamos la capacidad de disfrutar lo que tenemos, lo que de Dios recibimos, cada día, a cada momento. Somos excelentes guerreros muchas veces, pero somos pésimos hombres y mujeres de esta casa que es nuestra vida. Le hacemos como esos esposos despistados que nunca se dan cuenta de lo rico que cocina su esposa hasta que tienen que comprarse una sopa instantánea y calentarla en el micro ondas, o que no se dan cuenta de lo limpia que esta la casa hasta que a ellos les toca limpiarla.
Yo les deseo a todos y a cada uno de ustedes este año la sabiduría necesaria, para reconocer lo bueno de sus vidas, lo que no se compra ni con todo el efectivo, ni con todo el crédito. Lo que ya tienes y no estás viendo. Lo que nos anima para seguir luchando. Les deseo la sabiduría que es capaz de hacernos mover esquemas en los que nos habíamos esforzado como una especie de éxito personal y que cada vez va costando tanto que toda la familia tiene que pagar el costo doloroso e inhumano del mantenimiento de ese esquema. La sabiduría que nos hace reconocer lo absolutamente importante. La sabiduría que únicamente viene de Dios.
Les deseo un 2012 en el que seamos libres, con la libertad de los hijos de Dios, esclavos de nada, comprometidos con el amor y el sacrificio que este conlleva. Esperando de Dios solo lo necesario para que nosotros construyamos una vida a nuestra medida, no a la medida y con los lujos que me exigen los medios de comunicación y el comercio, a mi medida, a tu medida.
Feliz 2012, felices 365 días llenos de Dios, felicidades hijos de Dios. Dios nos regaló otro año.
Bien Nachito creo que a veces no nos damos la oprtunidad de disfrutar al hermano, como cuando el Esposo llega cansado del trabajo, sobre todo los que trabajan en el sol y la esposa solo le suelta sin ton ni son la cantidad de reclamos que los niños hicieron.
ResponderEliminarEste año 2012 es bisiesto... felices 365 días.